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Lur Herrero

Presente y futuro de la oncología médica

Actualizado: 11 sept 2020

Andrés Cervantes: "Los mecanismos de enfermedades únicas en su especie nos aportan conocimientos globales para la medicina que tienen una función extraordinaria."

Andrés Cervantes es catedrático de la Universitat de València desde 1991, jefe de Servicio de Oncología en el Hospital Clínico Universitario de Valencia y director del Área de Cáncer en el Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA.

Es autor de más de 300 artículos y revisiones de trabajos publicadas y editor en revistas como “Cancer Treatment Reviews” y “Annals of Oncology”.

Con una vida dedicada al estudio y tratamiento del cáncer, como investigador, médico y docente, Andrés Cervantes se declara entusiasta en su trabajo y sigue emprendiendo nuevos retos en su exitosa carrera, habiendo sido nombrado futuro presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO). / Imagen cedida

 

Ha pertenecido a los diferentes campos de la oncología (médico, docente, investigador e institucional), ¿qué diferencias percibe entre ellos? ¿Cree que están alineados?

Son campos totalmente diferentes. Cuando considero mi responsabilidad como médico, con pacientes, entiendo que es una labor distinta a cuando voy a una junta de medicina, a impartir una clase o a explicar un caso clínico en un seminario.

Aun así, sí creo que están alineadas. El objetivo de ESMO, como sociedad profesional, es buscar que la profesión sea mejor. En la investigación, las prioridades las define el grupo de trabajo en base a lo que ve como un problema en su ámbito. En ese sentido, me concuerda y sí veo que, de algún modo, se alinean de un modo coherente.


¿Qué tipo de investigaciones salen adelante?

En Europa, desde el punto de vista de la investigación independiente, que no está relacionada con la industria farmacéutica o grupos sistémicos, se están cribando las investigaciones multifuncionales y proyectos multinacionales, en los que suele haber una necesidad externa.

Normalmente, eso se aleja de investigadores aislados que hacen su trabajo separados de otras estrategias.


¿Qué desafíos tiene el proceso de investigación?

Creo que hay mucha investigación y de calidad, pero necesitamos acortar los tiempos. Entre que un descubrimiento de un medicamento experimental sale del laboratorio, pasa por las agencias de medicamentos y se aprueba, pasan en torno a 10 años… eso es un montón.

Hay que definir el desfase entre la industria, los investigadores y las autoridades sanitarias regulatorias para que los tiempos en los que el tratamiento llegue al paciente se acorten.


¿Y los desafíos en oncología?

El cáncer va a ser un problema prioritario en la Unión Europea, lo es ya y lo va a ser todavía más. Va a ser una pandemia.

Hoy, aproximadamente un 55% de las personas que tienen cáncer, se curan. Y hay vías para que la investigación siga aportando solución a estos problemas, queda mucho por hacer.


¿Cuál será el papel de la inmunoterapia?

Ahora mismo, la inmunoterapia no es para todo el mundo, igual que las terapias dirigidas no eran para todos los pacientes.

Sin embargo, tenemos muchas terapias dirigidas aprobadas para enfermedades diferentes y todas ellas tienen un impacto fundamental.

Todavía hay muchos mecanismos de escape inmune y resistencia a medicamentos de inmunoterapia; pero su descubrimiento y conocer la profundidad de esos mecanismos nos ayuda a definir una inmunoterapia personalizada, una inmunoterapia de precisión.


"Hay mucha investigación y de calidad, pero necesitamos acortar los tiempos"

¿Será el futuro de la medicina contra el cáncer?

Creo que no podemos tratar a todos los pacientes de la misma manera, ni a todas las enfermedades tampoco. El desarrollo de la medicina de precisión, personalizada, será esencial. Ha habido avances, pero todavía no hemos alcanzado su zenit.

Otro de los aspectos clave es la expectativa que tenemos en la combinación de medicamentos de inmunoterapia, salvarse de los mecanismos de resistencia asociando distintos fármacos inmunoterápicos. Es una de las expectativas que tenemos ahora y cuyo desarrollo es muy importante en la investigación.


¿Considera que el estudio de las remisiones espontáneas puede ser de utilidad para comprender estos mecanismos de escape y mejorar las terapias?

Ciertamente. Tengo que decir que hace 40 años que soy médico y nunca he visto ningún tumor remitir espontáneamente.

De lo que estoy convencido es de que, tanto los pacientes que tienen regresiones espontáneas, como los que tienen remisiones completas con inmunoterapia o en los que fracasamos, todos son modelos para poder profundizar y mejorar los mecanismos que llevan a poder curar el cáncer.


Parece un fenómeno poco conocido…

Creo que, en cuanto a artículos de casos de remisiones espontáneas, sí son conocidos. He leído casos que se han reportado, sí que los creo, y además están publicados en revistas excelentes, pero la incidencia de este fenómeno es tan baja…

Por lo general, se reportan como casos aislados y eso hace difícil construir un cuerpo de conocimiento en torno a ello.


¿Cree que al tratarse de un enigma científico puede ser considerado un tema tabú?

No, no. Yo no creo que sea un tema tabú. En tumores de carácter muy inmune, como puede ser el cáncer renal, ocurren remisiones espontáneas. Lo que pasa es que una investigación requiere una evaluación positiva, conocer mecanismos, contrastar hipótesis, y eso es muy difícil en reportes aislados de remisiones espontáneas. Por eso cuesta.

¿Que las remisiones espontáneas han estimulado el desarrollo de algunos aspectos de la inmunoterapia? De eso estoy seguro.


Por lo general, las RE se reportan como casos aislados y eso hace difícil construir un cuerpo de conocimiento en torno a ello.

¿Y qué nos pueden aportar?

En medicina, tenemos un modelo de las enfermedades raras. Lo “raro” no es solamente lo poco frecuente, sino que es “único en su especie”. Los mecanismos de enfermedades únicas en su especie nos aportan conocimientos globales para la medicina que tienen una función extraordinaria.

Estoy convencido de que estos raros eventos de remisión espontánea podrían enseñarnos mucho de cómo y por qué ocurren y de esa manera podríamos tener un impacto en el tratamiento global del cáncer. Pero primero tiene que haber un mayor desarrollo.


Hablando sobre el futuro de la oncología… ¿cuáles serán sus prioridades como presidente de ESMO?

Para mí, la prioridad es que haya acceso universal a todos los medicamentos que benefician significativamente el tratamiento de la enfermedad, independientemente de su situación o de características nacionales.

También sería muy importante desarrollar y hacer llegar a los profesionales la medicina de precisión.

Y, por último, facilitar una comunidad global de profesionales donde estén unidos en torno a una sociedad profesional que sea capaz de recoger sus iniciativas, sus inquietudes y poder hacer que el tratamiento del cáncer sea más universal y eficiente.


¿Y sus retos personales?

Tengo un tiempo todavía por delante. Quiero seguir dando el mejor servicio posible en oncología médica y que sea de referencia para los pacientes.

También en mi grupo de investigación, son equipos jóvenes que han hecho sus tesis en el grupo, verlos convertirse en grandes investigadores.

Y me haría mucha ilusión poder seguir en la Facultad de Medicina, transmitiendo a los estudiantes el entusiasmo, la admiración por el conocimiento y por el desarrollo de los nuevos tratamientos del cáncer.


Es evidente que continúa con entusiasmo por su profesión.

Buscamos un mundo mejor, algo que pueda resolver los problemas que tenemos en la clínica y en el conocimiento del tratamiento del cáncer y eso me motiva mucho.

Me da muchísima alegría poder venir cada día a trabajar.

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